La persona no puede forzarse a si misma a despreciar genuinamente el mal y volverse un tzaddik. Pero puede controlar su pensamiento, habla y acción, y ser un benoní.
La persona no puede forzarse a si misma a despreciar genuinamente el mal y volverse un tzaddik. Pero puede controlar su pensamiento, habla y acción, y ser un benoní.