«En nuestra generación, hay muchas almas que están en un nivel muy bajo respecto a la santidad deseada. Por lo tanto, están afligidos con un comportamiento inmoral y creencias terribles. Pero la luz de su segulá innata brilla intensamente. Es por eso que aman tanto al pueblo judío y a la Tierra de Israel «(Igrot HaReyá, volumen II, carta 555 (1913), pp. 187-188).