Los filisteos están robando grano en Keilá, así que David y sus hombres van a atacarlos. Aunque Shaúl va tras ellos, David todavía sabe que necesita proteger el Pueblo. Después de que David derrotea los filisteos, Shaúl se entera del paradero de David.

David se entera de que Saúl viene a por él y comienza a asustarse. H’ le dice a David que la gente lo entregará a Shaúl esta vez, lo que es una dura lección para David, porque aunque estaba actuando por cuenta del Pueblo, estaban dispuestos a traicionarlo.

Aunque Shaúl no puede encontrar a David, Yonatán lo encuentra sin ningún problema. Yonatán alienta a David a seguir luchando porque un día será rey de Israel como H’ quiere.

Shaúl sabe que David se está quedando en el desierto de Zif con sus hombres. Desafortunadamente para Shaúl, David es rápido como un rayo y siempre evita el peligro. En un momento, Shaúl y sus hombres están a un lado de una montaña y David y sus hombres están al otro lado. 

Shaúl recibe la noticia de que los filisteos están invadiendo la Tierra. Por una vez, Shaúl toma una buena decisión y va a defender a los israelitas contra los filisteos.