Con todo en su lugar en el Templo, está listo para convertirse en el hogar del Arca de la Alianza, que contiene las dos tablas de piedra en las que están escritos los Diez Mandamientos.
Salomón celebra una fiesta para todos los israelitas en el templo para celebrar su finalización. Hay tanta gente allí, que ni siquiera intentan contarlos.
El festival dura siete días y participan personas de todas partes, desde Lebo-hamath hasta Egipto.
Para iniciar la ceremonia de dedicación, los ancianos y los sacerdotes llevan el Arca al lugar más sagrado del templo. Cuando regresan, «una nube llenó la casa de H’ […] para que la gloria de H’ llenara [su] casa» (8: 10-11).
Salomón le habla a H’ y le presenta el Templo: «Te he edificado una casa exaltada, un lugar para que habites para siempre» (8:13). Se vuelve de cara a los israelitas reunidos, todos se ponen de pie, y pronuncia un discurso.