El pecado bloquea la conexión entre el intelecto y la voluntad. Por tanto, el anhelo de elevación de la persona que ha pecado es débil e inconstante, porque la iluminación de la sabiduría exaltada está obstruída.
El pecado bloquea la conexión entre el intelecto y la voluntad. Por tanto, el anhelo de elevación de la persona que ha pecado es débil e inconstante, porque la iluminación de la sabiduría exaltada está obstruída.